Castilblanco es un municipio pacense enclavado en la comarca de La Siberia.
Cuenta con unos 850 habitantes en una superficie de 131,6 kilómetros cuadrados, lo que hace que tenga una densidad de población de unos 7 habitantes por kilómetro cuadrado.
Castilblanco se encuentra en la sierra de Guadalupe, perteneciente a los Montes de Toledo, entre los ríos Guadiana y Guadalupe.
Su altitud es de unos 500 metros sobre el nivel del mar.
Limita al norte con Alía (de la provincia de Cáceres), al sur y este con Herrera del Duque. Al oeste limita con Valdecaballeros.
Dentro del término municipal encontramos los embalses de Cíjara y de García Sola.
Castilblanco se encuentra en la Zona de Especial Protección para las aves (ZEPA), y forma parte de la Reserva Regional de Cíjara.
Se desconoce el origen exacto de su fundación, aunque podría estar en un castillo del siglo XII.
En el término municipal encontramos un castro prerromano, y el Yacimiento de El Jardal, del siglo V antes de Cristo.
Se habla de que el origen pudiera estar relacionado con la Orden de los Templarios, que se establecieron en un Castillo Blanco, en las inmediaciones del río Guadalupe.
La primera noticia documental que tenemos del municipio data de 1293 en la que el rey Sancho IV dona tres dehesas a Talavera de la Reina, por lo que la repoblación de esta zona tras la reconquista pertenecía a dicha ciudad.
Dos vecinos de la localidad participaron en la conquista de América, Valentín Castilblanco y Domingo García.
En el año 1554, el arzobispo de Toledo pide al rey el título de villa para Castilblanco, siéndole concedido en 1556.
Las Guerras Carlistas fueron cruentas en el municipio, incendiando casas y asesinando a vecinos.
Un suceso realmente trágico tuvo lugar en 1932, cuando la Guardia Civil disolvió una manifestación de la clase obrera.
En la arquitectura popular de Castilblanco encontramos típicas edificaciones de influencia árabe, principalmente en los barrios Pico-cerro y Perchel.
Destaca la Iglesia Parroquial de San Cristóbal, del siglo XV en estilo mudéjar. Se cree que aquí se ubicaba el castillo de los templarios que da origen al pueblo.
El patrón del municipio es San Cristóbal, y las fiestas en su honor se celebran en agosto.
También encontramos la Ermita de San Matías, del siglo XVI, en cuyo honor se celebra la Fiesta de los Ranchos, en mayo.