Magacela es un municipio pacense, situado al sureste de la comunidad autónoma de Extremadura, y perteneciente a la comarca de La Serena.
Se encuentra en la vertiente oriental de la sierra de Magacela, y está cerca de Villanueva de la Serena, La Haba, La Coronada y Don Benito.
La población de Magacela ronda los 500 habitantes.
Hay distintas corrientes que tratan de averiguar el origen del nombre, aunque las acepciones más extendidas podrían ser que proviene del apelativo romano Magna Celia (gran despensa) y, posteriormente, del árabe Um-Gazala (casa grande o segura).
Los orígenes de Magacela se remontan a épocas prehistóricas, tal y como lo acreditan el dolmen situado en el llano, y las pinturas rupestres halladas en las paredes de unas cuevas en la sierra.
Hay también una estela decorada de finales de la Edad de Bronce. La Estela de Magacela se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.

Tras la ocupación musulmana, fue reconquistada por el Maestre de la Orden de Alcántara durante el reinado de Fernando III. La donó a la Orden a cambio de Trujillo.
En Magacela se estableció la Casa Prioral, lo que le dió importancia social y económica. También tuvo importancia la población morisca en la localidad.
A finales del siglo XV se decidió trasladar el Priorato a Villanueva de la Serena, motivado por la escasez y dificultad de abastecerse de agua, lo que inició el periodo de decadencia de Magacela.
Magacela se constituyó en municipio constitucional a la caída del Antiguo Régimen.

Patrimonio
A pesar de la pérdida de su importancia política, la localidad conserva las huellas de su pasado, y fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico en 1994, gracias a sus numerosas muestras de construcciones urbanas antiguas.
Destacan el Dolmen, las pinturas rupestres, los restos del castillo medieval, la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, el antiguo convento de la Orden de Alcántara, la casa del Intendente y las fachadas góticas.


Festividades
Las fiestas tradicionales que se celebran en Magacela son las de Los Santitos (que se celebran desde hace más de 300 años, en conmemoración al martirio sufrido por San Aquila y Santa Priscila).
También la del Emigrante, que está cobrando importancia desde hace unas décadas.